¿Cada cuánto tiempo debemos cambiar la esponja del baño?


Aunque suene incongruente, una esponja puede ser, además de un objeto para limpiarnos, un nido de gérmenes que se originan por los ambientes húmedos y calientes.


Las hay de muchos tamaños, formas, colores y materiales, pero lo cierto es que las esponjas del baño son más importantes de lo que se cree. Por ejemplo, nos exfolian la piel, nos ayudan a eliminar granitos que aparecen en la piel y vello de ciertas partes y a activar la circulación de la sangre. Además, la estimulación que nos proporciona logra que nuestras duchas y baños sean un completo disfrute.

Para elegir la esponja adecuada, debes conocer a la perfección qué tipo de piel tienes. Lo ideal es elegir una de algodón natural para estimular completamente el cuerpo, a diferencia de las suaves o sintéticas. Entre las opciones que tenemos en el mercado las podemos agrupar en esponjas naturales, sintéticas suaves y guantes de crin.

Si tu piel es normal y no se irrita, el guante de crin puede ser una solución ya que da un aspecto uniforme y bonito al cuerpo al eliminar las células muertas. Si, por el contrario, tu piel es sensible, deberás usar una esponja suave, además de complementar su uso con una crema exfoliante una vez a la semana.

Aunque suene incongruente, una esponja puede ser, además de un objeto para limpiarnos, un nido de gérmenes que se originan por los ambientes húmedos y calientes. Gracias a ellos, las células pueden reproducirse y alimentarse, lo que origina infecciones, especialmente si tenemos alguna herida, si nos exfoliamos la piel recientemente o nos depilamos.

Consejos acerca del uso de una esponja de baño


Por ello, es importante renovar la esponja cada cierto tiempo, además de seguir algunos consejos con su uso:

Cambiarla con cierta frecuencia


Las esponjas naturales son más propensas a inundarse de gérmenes. Si tienes una de este tipo, cámbiala con mayor asiduidad, entre dos y tres semanas. Si, por el contrario, la esponja que tenemos es de plástico, cámbiala cada dos meses aunque todo depende del olor que tenga o si aparecen manchas.


No compartirla


La esponja es como el cepillo de dientes. Solo debe ser usado por su dueño. La higiene es personal y es importante que solo tú utilices la esponja.

No dejar que se mantenga húmeda


La clave es, una vez que terminamos de ducharnos, escurrir la esponja y dejarla en algún lugar donde haya aire y no humedad. De otra manera, la esponja nunca se secará y, como comentamos anteriormente, proliferarán los gérmenes en ella.

Desinféctala con lejía


Si lo prefieres, puedes desinfectar la esponja con lejía. Esto solo lo podrás hacer cuando la esponja es natural, no de plástico. Para lograrlo, solo tienes que mezclar la esponja en una solución de lejía y dejarla durante cinco minutos ahí. Hazlo una vez cada semana.

Cambiar la esponja con la que te duchas es importante para tu salud. Por ello, sigue estos consejos y deja de preocuparte.

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