Cuando llega el verano y aprieta el calor, el cuerpo pide refrescarse con una buena ducha. Pero para quedarse a gusto y no obtener el efecto contrario al que queremos ¿cómo debemos ducharnos?
Aprende a ducharte correctamente contra el calor
En el cuerpo tenemos termorreceptores que se encargan de informar a nuestro cerebro de las temperaturas extremas, sea frío o calor, que pueden poner en peligro nuestra vida. Con esta información se emite una orden para evitar que la temperatura corporal suba o baje. Es decir, si hace calor sudamos y si hace frío tiritamos.
Una vez que conocemos ésto, ducharte con agua fría parece que no es una buena idea, ya que activará el mecanismo opuesto al que buscamos en este momento. Sí que es cierto que en un principio nos proporcionará un cierto alivio inicial, pero a la larga el cuerpo generará más calor. Y es que con el agua fría los vasos sanguíneos se constriñen y la circulación sanguínea es más lenta. Port tanto, el corazón tiene que trabajar más para impulsar la sangre, lo que produce calor interno y sudoración.
Sn embargo, si nos damos una ducha cálida, el agua de la piel se va a evaporar. Y ese efecto provoca que baje la temperatura del cuerpo, lo que hace que nos sintamos más fresco. Así que cuando salgamos de la ducha es mejor no secarse enseguida para aprovechar la humedad residual de tu piel.
La recomendación para mantenerse fresco es evitar los extremos, es decir, no optar ni por el agua muy caliente ni por el agua muy fría. Ésto es sobre todo útil para descansar en verano.
Y para descansar mejor en las noches de verano...
Debemos saber que el ritmo circadiano está regulado tanto por la luz como por la temperatura. Es decir, cuando anochece y baja la temperatura, el cuerpo sabe que es la hora de parar y repararse. Esto en verano es muy complicado, sobre todo porque en algunas zonas la temperatura no baja lo suficiente.
En estos casos, una ducha templada puede ser perfecta para que el cuerpo se caliente lo suficiente como para que al entrar en una habitación con una temperatura más baja, disminuya automáticamente la temperatura corporal. Y esta señal que recibe nuestro cuerpo de que la temperatura ha bajado nos va a ayudar a conciliar el sueño de manera más sencilla y a encontrarnos más a gusto.
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