La ducha puede ser una gran aliada en la rutina de entrenamiento porque, además de ayudarnos a mantener una buena higiene, nos ofrece una serie de beneficios que pueden preparar nuestro cuerpo y mente para el éxito en nuestras sesiones de ejercicio. En este artículo te contaremos cómo puedes preparar tu cuerpo y mente para alcanzar el éxito en tus sesiones de ejercicio, utilizando la ducha de forma estratégica.
Los beneficios de la ducha en tu entrenamiento
Ya sea caliente o fría, los beneficios siempre son innumerables. Una ducha tibia antes de entrenar puede servir como una especie de calentamiento previo al ejercicio, ya que el agua caliente puede ayudar a relajar los músculos, mejorar la circulación sanguínea y aumentar la flexibilidad. Está comprobado que el calor y la humedad que genera el agua caliente te ayuda a reducir la tensión muscular y la rigidez. Esto se traduce en una mejora de los movimientos que puedes desarrollar, así como una ayuda en la prevención de lesiones. Ya sabes cómo lastra tener una dolencia y tener que dejar de entrenar por semanas. La ducha te ayudará a evitar lesiones y que tus músculos estén listos para todo.
En todo caso, si ya de por sí sufres de algún dolor, igualmente te va a ayudar reduciendo las molestias en las articulaciones.
Por otro lado, la ducha después de entrenar puede ayudar a recuperar nuestro cuerpo, ya que el agua fría puede reducir la inflamación muscular y la sensación de fatiga. Además, puede ser una excelente manera de relajarnos y liberar tensiones después de una sesión de ejercicio intensa. Si lo que te gusta es el agua fría, será una forma sencilla y efectiva de que tu recuperación muscular se acelere. Reducirás la inflamación y mejorarás la circulación de la sangre en tu cuerpo. Además, el agua fría aumenta la energía y te permite estar alerta, por lo que mejorará la rapidez de recuperación.
En todo caso, siempre vas a beneficiar a tu cuerpo, músculos y mente. El estrés mental se reducirá en tu día a día con solo con cruzar la mampara. Además, disfrutarás de un ambiente tranquilo para meditar y liberar esas tensiones que tanto te lastran. También podrás dormir mejor y tener menos ansiedad.
Ducha y relax
Lo que queda de manifiesto es que, ya sea que prefieras una ducha fría, para ayudar a estimular la energía y la alerta, o una ducha caliente, para relajarte y reducir la tensión muscular, ambas tienen en común la capacidad de proporcionar relajación. De este modo, contribuirás a tener el cuerpo y la mente preparados para el entrenamiento.
En definitiva, la ducha puede ser una herramienta muy útil para prepararnos y recuperarnos de nuestras sesiones de entrenamiento, tanto física como mentalmente.
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